Miguel Ángel Blanco. Imagen tomada de la web www.ciao.es
Hace unos meses volví a emocionarme. No es nada extraordinario, la verdad. Me ocurre a menudo. Pero esa vez fue una de esas emociones que te martillean incesantemente el corazón. Porque a veces, las aguas del lago mantienen la memoria. A mediados de julio, en España volvimos a estremecernos con el recuerdo aún muy vivo de Miguel Ángel Blanco. Por si acaso a alguno este nombre le deja indiferente por vivir lejos de la realidad española, comentaré brevemente que Miguel Ángel Blanco era una persona normal y corriente, como cualquiera de nosotros, que un buen día decidió trabajar por sus conciudadanos, que salió elegido concejal en su pueblo, y que un mal día terminó siendo víctima de la banda terrorista ETA. Una más entre tantas otras desgraciadamente olvidadas. Sin embargo, su muerte causó un gran impacto y dejó una profunda huella en la memoria de todos los que habitamos este país por la crueldad de los medios empleados por esa banda de asesinos. La manifestación de dolor e indignación popular fue la mayor que aún se recuerda por estos lares, y ya hace diez años que ocurrió todo.
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Secuestro, chantaje, amenaza de ejecución con ultimatum de pocas horas, asesinato a sangre fría cuando resonaba por todos los rincones del país el clamor popular reclamando su liberación... Los métodos sanguinarios y de terror empleados por ETA en el secuestro y asesinato de Miguel Ángel Blanco son ahora desgraciadamente más habituales, al ser utilizados frecuentemente por el llamado terrorismo internacional asociado al integrismo islámico. Sin embargo, aunque a todas estas ramificaciones derivadas de Al Qaeda nadie duda en calificarlas de "terroristas", aún hoy fuera de España éste no es un adjetivo que merezcan los miembros de ETA para gran parte de la prensa y la opinión pública internacional. En su lugar, muchos medios informativos foráneos prefieren utilizar eufemismos tales como "grupo separatista vasco" o "grupo independentista".
Esta diferente perspectiva con la que son analizados los atentados en España en el exterior siempre me ha llamado la atención y me ha hecho cuestionar profundamente cómo el ser humano puede cambiar la visión de una realidad desde la lejanía y el desconocimiento propios del que no la sufre en primera persona. Es cierto que en muchas ocasiones, desde fuera y en frío suelen analizarse las situaciones con una mayor objetividad. Pero también es cierto que incluso desde lejos determinados condicionantes y prejuicios pueden añadir muchos matices subjetivos que impidan un análisis ecuánime.
Supongo que en la distancia, las aspiraciones de independencia de un pueblo siempre se revisten de un halo romántico y bohemio que atrae muchas simpatías. De hecho, el ser humano tiene siempre una tendencia natural a ponerse siempre del lado del más pequeño, de las minorías, de lo que aparentemente parte en desventaja. Simplemente, me parece a mí, por un instinto casi maternal de superprotección, de defender lo que a nuestros ojos aparece como indefenso, de "ponernos de parte del débil". Así, en los conflictos de largo o corto recorrido que se producen por todo el mundo, no resulta extraño que las banderas defendidas por etnias minoritarias, pueblos pequeños, por culturas con aspiraciones de independencia, por colectivos en situación de injusticia, debilidad o inferioridad... se miren con aprecio, complacencia, y cuenten con cierto beneplácito generalizado -o al menos la comprensión- de la opinión pública simplemente por su pequeñez y aparente debilidad. Este fenómeno, cuando se generaliza, llega a marcar incluso unas determinadas pautas en la manera en que se transmiten las informaciones sobre el conflicto que tienden a retroalimentar esa corriente de simpatía.
Intentando ser consecuente, le he dado la vuelta a la tortilla, y me he colocado en la situación de "individuo que recibe noticias de un conflicto o revuelta en el extranjero". Y he de reconocer que, como consecuencia de esta reflexión, de un tiempo a esta parte me he vuelto mucho más cauto -quizá incluso excesivamente frío- a la hora de valorar y tomar opinión o partido por muchas de esas "causas" socialmente aceptadas, por mucho que cuenten con el apoyo y la simpatía general, la mirada comprensiva de medios de comunicación, y con campañas de apoyo y financiación de determinadas ONGs. No quiero decir con esto que le esté restando ni un ápice de valor ni de importancia a los anhelos y reivindicaciones de ningún ser humano o colectivo -independientemente de que los comparta o no-. Pero sí es verdad que creo que una mirada más prudente y crítica a la hora de valorar las informaciones sobre estos individuos, grupos o pueblos en conflicto me ayuda a ser más justo. Por una parte, porque la distancia desde la que se observa una determinada problemática hace que por más que se lean periódicos no se esté al tanto de todas sus claves; y por otra, porque de todos es sabido que muchas son las ocasiones en las que las apariencias engañan -y ejemplos en el mundo hay a puñados a lo largo de la historia-.
Eso sí, en medio de esa prudencia tengo algunas cuestiones meridianamente claras. Y cuando un determinado pueblo, colectivo o individuo trata de conseguir sus fines mediante el empleo de la violencia y de la mal llamada "lucha armada" (utilizando sus supuestos "ideales" para justificar atentados, bombas, secuestros, asesinatos selectivos, asesinatos indiscriminados...) desaparece de mí automáticamente todo atisbo de comprensión o simpatía hacia la causa que dicen defender y la bandera que enarbolan. Ambas (causa y bandera) quedan completamente desautorizadas y desacreditadas cuando traicionan un criterio, a mi entender, fundamental: que ningún valor o principio puede estar por encima de una vida humana. Porque no tiene sentido reivindicar valores como la justicia, la libertad, o la dignidad pasando por encima de la de los demás. Y porque no se pueden buscar nuevos patrones de organización de la convivencia cuando no se sabe convivir. Con estos métodos como adelanto, uno ya puede deducir claramente qué futuro aguarda a los que acaben al "amparo" de los que los emplean.
Y esta conclusión me resulta extrapolable no sólo a los conflictos internacionales o nacionales de índole político, sino también a los pequeños conflictos diarios de la vida y convivencia cotidiana: en el ámbito laboral, familiar, sentimental, personal, relacional... ¿O acaso alguien ha logrado solucionar problemas a base de palos (violencia física), a base de gritos (violencia verbal) o a base de amenazas y chantajes (violencia psicológica) sin generar otros peores y más prolongados en el tiempo?
Creo que, por muy noble que sea la causa que se defiende, en la violencia no está el camino. Y tampoco creo que, por evitar el conflicto a toda costa, se deban dejar las cosas como están cuando uno viva bajo situaciones injustas o tenga algun derecho que reclamar o defender. Simplemente soy mucho más partidario -y ferviente defensor- de todos aquellos que se devanan los sesos, el espíritu y la paciencia para lograr sus pretensiones y reivindicaciones de una manera quizás más larga en el tiempo, pero más pacífica y menos traumática, sin abrir nuevas heridas que generen nuevos y más sangrientos conflictos en el futuro.
CARTA DE NAVEGACIÓN
¿Acaso se recogen uvas de los espinos,o higos de los abrojos?
Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos.
No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos.
Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego.
Así que, por sus frutos los conoceréis.
Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos.
No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos.
Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego.
Así que, por sus frutos los conoceréis.
Mateo 7. 15-20.
8 comentarios:
Clara tu exposición, que comparto en su integridad. Añadiría, que en no pocas ocasiones la lectura que se hace de conflictos u otros acontecimientos noticiables en la lejanía, tiene que ver, además de nuestra inclinación a defender al "indefenso", con el tinte político que se aplica a los protagonistas de la historia. Así, en el conflicto palestino, los de "izquierdas" suelen ponerse del lado musulmán, mientras que los de derechas del judío, todos muy influenciados por la postura que tome EEUU.
Otro ejemplo es el caso de los regímenes totalitarios de muchos países, que según sean de un color u otro, las izquierdas y derechas del mundo son más o menos condescendientes con ellos.
Por desgracia, los "izquierdosos" y "derechosos" del planeta -dicho en el tono más peyorativo posible- son incapaces de analizar los acontecimientos sin ser víctimas de sus miopes estructuras mentales.
Miguelo:
Gracias por ir a mi blog y tus palabras llenas de sentido, un gusto conocerte y espero que sigamos visitándonos. Bendiciones.
Bueno pienso como cristian, es un honor conocerte.Tu estilo, el escribir y tu respuesta me impactó.Por supuesto que te sigo,desde hoy.Gracias por compartir tu blog con el mio
Tus respuestas...son tan buenas...te contesto en mi blog...mi próximo escrito estará basado en eso.
Chocolates para vos
Miguelo estas en el blog
besos
Bueno una vez mas excelente tu comment totalmente original
Ummm..."Buenos" "Malos"...
La verdad es mas fácil simplificar las cosas desde lejos. Los Latinoamericanos ya hemos sufrido las loas de las izquierdas europeas para los gobiernos "progresistas" que acaban siendo tan dictatoriales como los de Derecha y hacen cosas que los Chicos de avanzada no tolerarían en sus propios países.
ETA es un caso peculiar de una guerrilla actuando en el seno de un país Europeo donde el asunto de la independencia podría resolverse por cauces políticos totalmente pacíficos en la actualidad. En ese sentido la ETA esta totalmente desfasada y sigue en la violencia al parecer por puro hábito. Ojalá esa forma de enfrentar el asunto de la Nacion Vasca acabe por desaparecer.
Muchas gracias a todos por visitar mi blog:
ARMANDO: Completamente de acuerdo con tu matiz. Diariamente tenemos que ver actitudes y opiniones completamente incoherentes y contradictorias por la forma que tienen de entender su ideolog�a pol�tica. Y desgraciadamente se oyen pocas voces que reclamen ciertos ideales que van m�s all� del un determinado color pol�tico. Hoy d�a resulta completamente incoherente que una persona que presume de ser palad�n de la democracia en un pa�s pueda justificar o ser benevolente con dictaduras extranjeras s�lo por tener cierta afinidad ideol�gica.
Si te lleg� mi email, sabes que tienes parte de culpa en que este blog exista. Por eso, multiplico mi agradecimiento hacia ti.
CRISTIAN: Soy yo el que se siente muy honrado por tu visita. Descubr� tu blog a trav�s del de Armando, y los dos son para m� puertos de obligada escala. No seguimos "viendo"
MUCHA, "mi despertar": Me vas a poner colorado como sigas ech�ndome piropos. Gracias por tu mirada amable hacia mis comentarios, y por tus visitas a mi blog. Soy yo el que admira el color y la poes�a de tus posts. Eres maestra en el arte de insinuar para que los dem�s echen a volar su imaginaci�n, y as� sacas a la luz lo que llevan dentro.
JORGE "Jen El": �Qu� agradable sorpresa encontrarte por estas aguas! Tienes toda la raz�n en cuanto a tus quejas sobre la visi�n europea de la pol�tica latinoamericana. Al hilo de lo que le comentaba a Armando, personalmente me da verg�enza ajena comprobar c�mo los mismos que criticaban a Pinochet y Videla, guardan un silencio c�mplice cuando se trata de valorar a Castro... y viceversa. (Y qu� decir de Ch�vez que t� no sepas...). Son todos maderas del mismo tronco, y da lo mismo que salgan de la rama derecha o de la izquierda...
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